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miércoles, 21 de septiembre de 2011

EL MURO


Este boceto en bronce expresa la idea de separatividad entre el sujeto y la realidad objetiva. De algún modo, se representa un concepto de subjetividad como algo incompleto y falto de contenido, al tiempo que se simboliza al propio sujeto como creador inconscinete de las limitaciones que impiden alcanzar una visión más amplia y objetiva. Mientras exista el sujeto existirá la subjetividad, obviamente. Sin embargo, existe un espacio de información que debe ser compartido al objeto de que la comunicación entre seres humanos tenga sentido. Ese espacio debe contener a los demas sujetos pues esa subjetividad forma también parte de la realidad objetiva, común a todos.



Mientras que el nivel inconsciente es permeable y sin barreras, es decir, todos estamos de acuerdo a nivel del inconsciente colectivo (que por eso es colectivo) y todos podemos percibir el aspecto subjetivo del otro, a nivel consciente el universo queda restringido, por autoimposición, a algo lineal. Cuando una línea se cruza con otra, tenemos un descorazonador atisbo de que la realidad se extiende más allá de nosotros mismos. En lugar de ampliar su visión en tales circunstancias, el hombre tiene miedo y refuerza su linealidad estableciendo unos marcados límites, cerrados sobre sí mismo, que se consolidan a base de repetición. Así es como el hombre perpetúa la separatividad e incrementa su ignoracia.

En el momento de la reflexión cabría preguntarse si tiene algún sentido la existencia y, en tal caso, si este se dirige a la separación o a la unificación de la realidad. Cada cual elija sostener o derribar estos muros...





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