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lunes, 15 de octubre de 2012

DEL MOVIMIENTO Y EL TIEMPO

Transición y cambio..., viajeros del tiempo relativos como él, prisioneros de lo inexistente que no es, bien por que pasó, bien porque aún no llegó. Esclavos de mañana con cadenas de ayer. El tiempo es la distorsión de lo esencial del YI.


Casi un año de introspección separa estas líneas de las anteriores. La forma es súbdito del tiempo y le rinde honores de rey... pues ¡viva la república! 

Objeto, sujeto y entorno mentales son reducciones de la fenomenología temporal. Lo fenoménico responde a la expansión del tiempo, una fuerza centrífuga que genera la ilusión de distancia y separación. Ten cuidado, solo un hilo te une con tu ser, no te pierdas en el remolino de los fenómenos, no son reales y tú no estás en ellos más que en forma de proyección.

Pero ¿es real la experiencia? En mi opinión, la experiencia es una onda de ida y vuelta, un explorador de los fenómenos, un mensajero que transporta información del y para el YO SOY.

El tiempo es cíclico, circular... bajo cierto punto de vista horizontal. El ser se mueve en el eje vertical y los fenómenos generan un movimiento espiral en torno a SI MISMO, pero no son SI MISMO, solo viajes de su mente pulsante. Por tanto el YI se haya fuera del tiempo y de sus fenómenos y en consecuencia no puede ser conocido a través de ellos.

Ciertamente, uno se pierde en estas reflexiones, pues resulta imposible progresar en tal contexto. Se hace imprescindible forzar un desplazamiento del foco, mover el punto de anclaje, como diría Castaneda en la perspectiva del Nagual. Es un movimiento mágico, un salto al vacío interior para observar al observador.